Una familia emite una 5 toneladas de CO2 a la atmósfera. Nunca en la historia de la humanidad el debate sobre el consumo y la mejora de la eficiencia energética ha estado más sobre la mesa. El  auge de la construcción de casas pasivas es un ejemplo. Estas son las principales actuaciones que desarrollamos en este sentido:

• Sustitución de ventanas: Lo primero en la eficiencia energética de un edificio, de hecho los resultados son inmediatos. Lo ideal es la instalación de ventanas con doble cristal con rotura de puente térmico. Uno de los materiales más prácticos es el PVC con cristales bajo emisivos que favorecen la entrada de la luz solar y evitan perdida de calor. Las cajas de las persianas también se contemplan en la tarea.
• Aislamiento de paredes, techos y suelos: Conlleva mejorar el aislamiento energético con la mejora de fachadas para aislar las paredes. También el material aislante de las paredes entre las estancias o inyectar aislante en la cámara de aire envolvente de la vivienda. En cuanto a  techos y suelos, colocar un falso suelo o placa aislante bajo el ensolados son opciones efectivas, aunque algunos centímetros pueden provocar el ajuste de las puertas.
• Aislamiento de tuberías: Proteger con material aislante térmico las tuberias de agua fría y caliente evita derroche de energía y optimiza el funcionamiento de la caldera. Reduce pérdidas de calor, condensaciones o los efectos de cambios de temperatura bruscos.
• Instalación de energías renovables: Siempre y cuando las características y las instalaciones del inmueble lo posibilitan. Paneles solares para calentar agua o generar electricidad, el aislamiento geotérmico de la energía calorífica de terrestre, o la biomasa que se puede transformar en calor o electricidad son los tipos de energías renovables que se instalan en las viviendas.